Siete claves sobre la prisión en España . Ignacio Escolar
Las cifras que hay que tener a mano para evitar intoxicarse con esa propaganda, a cuenta de la doctrina Parot, que presenta al sistema penal español como un coladero donde cualquier crimen sale muy barato.
1.-España tiene un récord: es el país de Europa occidental con más porcentaje de su población entre rejas. Tenemos 159 presos por cada 100.000 habitantes; la media europea es de 96. En todo el continente solo nos ganan algunos países exsoviéticos o de la Europa del este, como Montenegro, Letonia o LituaniaOtra Catalunya, otra España Vicenç Navarro
29 oct 2013
Traducción al castellano de la conferencia del Profesor Navarro en la asamblea del Procés Consituent en Barcelona, 13 de octubre de 2013 (ver el vídeo en www.vnavarro.org)
Queridos compañeros y compañeras,
Aquí estamos reunidos, venidos de todos los rincones de Catalunya, para celebrar nuestro nacimiento; un momento de gran alegría, que vivimos con gran ilusión. Y llegamos aquí para renovar juntos nuestro compromiso de ponernos al servicio de la gente normal y corriente de nuestro país.
Miremos ahora a nuestro alrededor y veamos qué nos une. Y una cosa que está clara es que lo que motiva nuestro compromiso es nuestro profundo deseo de alcanzar la felicidad -sí, lo tenemos que decir sin ningún rubor, la felicidad-, la libertad y el bienestar de nuestro pueblo, y muy en particular de sus clases populares, es decir, de aquellos ciudadanos que con su trabajo, sea remunerado o no, han construido y están construyendo este país. Nuestro compromiso es con la mayoría de la población, que hoy siente que no tiene la posibilidad de participar en las decisiones de aquellos que los gobiernan. De ahí que sea uno de nuestros objetivos ayudar a que esta población sepa que ellos son los que hacen Catalunya, y que es de ellos de quien deriva el poder del Estado, tanto el central como la Generalitat de Catalunya, es decir, de las instituciones encargadas de la gobernanza del país.Horrores y miserias de la guerra
Por Igor Barrenetxea Marañón
* Historiador e investigador del Instituto de Europa de los Pueblos-Fundación Vasca, - Domingo, 27 de Octubre de 2013
LA guerra es ni más ni menos que la destrucción de toda humanidad con un fin preciso: eliminar al enemigo. Cierto es que pretendemos que las contiendas se enmarquen dentro de una serie de protocolos que uno espera que, caballerosamente, el contrario se avenga a respetar, tal y como se dispone en la famosa Convención de Ginebra (trato justo a los prisioneros, respeto a la población civil, ciertas reglas de enfrentamiento...), pero eso no evita situaciones contradictorias. A unos meses de conmemorar el centenario, que se dice pronto, del estallido de la Primera Guerra Mundial, es lógico sacar a colación el uso de armas químicas debido a lo ocurrido en Siria, cuya experiencia más aterradora se produjo en las trincheras durante la batalla por Francia.
Tal fue la conmoción que vivió el propio Hitler cuando estuvo en ese frente, fue afectado por el gas y sufrió una ceguera temporal, que durante la Segunda Guerra Mundial, el más brutal y despiadado de todos los conflictos, estas no se llegaron a utilizar por su prohibición expresa aunque Alemania contara con un arsenal propio. El calificado como el peor de todos los villanos de la historia se ablandó para que sus soldados no padecieran nada semejante, aunque eso no evitó que sufrieran por otras causas. Fue un parco consuelo para los más de tres millones de alemanes que cayeron víctimas de su locura.
Yo desobedezco. ¿Y tú?
Desobedecer. No queda otra. Frente a leyes y políticas injustas, la única opción es la desobediencia. Así lo comparten cada vez más sectores de la sociedad. “La desobediencia es el verdadero fundamento de la libertad” señalaba Henry D. Thoreau, y más aún cuando, como ahora, las leyes se hacen día tras días más inaceptables y cuando el propio poder incurre en ilegalidades permanentes para protegerse. Ocupar plazas, bancos, supermercados, hospitales, inmuebles…, no pagar el euro por receta, los peajes, el aumento de las tarifas del transporte público… se ha convertido en algo cotidiano. Y no sólo para quienes llevan a cabo dichas acciones, sino, también, para una mayoría social que, desde sus casas, apoya estas prácticas y se identifica con ellas.
Noviolencia activa y desobediencia civil. Guía callejera a modo de páginas amarillas
Sabino Ormazabal ElolaMiembro de Bidea Helburu
No puede decirse que todo esté inventado, porque no lo está; pero pocas cosas son originales: actuamos tras experiencias anteriores; escribimos sobre lo ya leído a otras personas; recogemos las circunstancias que nos rodean; somos como una cadena que pasa el testigo de mano en mano, como la Korrika vasca. Y aunque no es posible dar cuenta de toda esa cadena en estas líneas, intentaremos acercarnos a cómo se han forjado y enlazado algunos eslabones desobedientes a lo largo de la historia.